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¿Por qué nuestros pacientes dejan de perder peso?

Esta es una de las cosas que más escuchamos de nuestros pacientes: “¿Me estanqué?”, “¿He dejado de perder peso?”.

Antes de responder un sí o un no a esta pregunta y cómo proceder, trato de entender cómo sucede. Es común que, casi desapercibidos en muchos casos, los pacientes terminan solos en su dieta, comen más, se mueven menos, por ejemplo. ¿Qué quiero decir con eso? Para definir un estancamiento de la pérdida de peso, se necesita un análisis mucho más detallado que simplemente “dejar de perder peso”.

Las causas para dejar de perder peso

Algunos estudios muestran que una reducción significativa en su gasto de energía hasta el punto de detener realmente la pérdida de peso llevaría meses. Tan solo 9 meses en algunos casos (en mi opinión, se necesitan datos más sólidos para definir esto con precisión).

El punto aquí es que este estancamiento es crucial. Incluso puede traer daños más allá de la estética y la salud física. En otras palabras, ir al campo psicológico. De hecho, hay un estudio muy interesante que mostró una asociación entre los efectos psicobiológicos en hombres obesos que tenían estancamiento de pérdida de peso (principalmente depresión).

Si deseas explicarle a tu paciente por qué dejó de perder peso, es casi un análisis fisiológico y filosófico. Filosófico porque aparentemente el ser humano no nació para perder peso constantemente y es una especie de protección para la parte fisiológica, que explicaré a continuación.

En primer lugar, sabemos que innumerables hormonas sufren pérdida de peso en un resultado final que normalmente combina un aumento del hambre con una disminución del gasto energético. Y, por supuesto, dependiendo de la cantidad, la velocidad y cómo se perdió ese peso. Por ejemplo, el aumento del hambre está relacionado con la disminución de la célula grasa y la consiguiente disminución de la secreción de la hormona leptina, una hormona importante para controlar el hambre y también relacionada con la tasa metabólica y el gasto energético. Sin embargo, otras hormonas como t3 también contribuyen a esto.

Aún así, mientras que la testosterona tiende a disminuir durante los déficits de energía prolongados, el cortisol tiende a aumentar, ¿qué combinación, verdad? Todo esto culmina en un ambiente propicio para que el cuerpo se prepare para recuperar el peso perdido, algunos también lo llaman termogénesis adaptativa, donde todas las respuestas fisiológicas e incluso conductuales llevan al individuo a estancarse.

Nutricionista: Fabricio Degrandis

* El texto es responsabilidad exclusiva del autor y no refleja la opinión de la empresa. El blog es abierto si otro profesional quiere escribir un contrapunto.

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